30 de marzo de 2013

TENERTE

Tenerte es ante todo milagroso,
es liturgia de ángeles,
un pedazo de tiempo incandescente,
paréntesis que germina delicioso
y a veces no termina,
se extingue entre deberes que no pauto,
que se llevan sin decir
mi gozo...
A través de tu piel migro a deshoras
como gota amargada de sudor
detenida en el foso de tu ombligo,
impedido estoy
de deslizarme,
hasta verlo colmarse,
yo no soy más que el fiel itinerante
transeúnte callado de lo tuyo,
pasajero del mágico sentir
que prodigas generosa
entre tu fuero,
cuando acaba me vuelvo el pasajero
infeliz, y solo de lo mío,
que es aquello que tu veneras y amas...
Preámbulos concibo
cuando marchas,
para sereno tornar a involucrarme,
pero es cosa de locos,
siempre lo haces,
en el libro de mis días te entrometes,
te saltas desde atrás hasta adelante,
en la palabra quererte, o en la dieta,
tomando sin yo ver
una disculpa,
apareces poniéndote los guantes,
u ordenando los granos como hada
en la fría alacena,
tu guarida...
Con tu bella sonrisa principesca,
soplando algún diente de león
que llegó con el viento de las nueve,
y en la abierta ventana se coló
como si esto fuera sin más el reino de Oz,
entra ella mi musa arrendataria
pudiente concubina de mis tierras alegres,
de mi guerra sin ojos ni cuartel
y con solo llegar me pacifica,
sin derecho ni fe,
como baña su mar
a toda isla...